Entretención en casa: los años de apogeo del streaming

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Maratón, Stranger Things, Ted Bundy, Scorsese, Baby Yoda. Todos son nombres ligados a la forma de ver series y películas que se impuso en el decenio que termina. El cable se estancó, mientras que ahora asoma otra complicación: cómo estar al día con las miles de horas de contenido que preparan Netflix y sus competidores.


La mañana puede comenzar con un par de capítulos de los diálogos filosos y divertidos de The marvelous Mrs. Maisel. Sin cambiar de plataforma, quizás continuar con algún título de Disney que no se alcanzó a ver en los cines este año. Luego, almuerzo, cambio de plataforma y entregarse a la excelente Watchmen, para posteriormente aprovechar el vuelo y gastar media hora en un episodio de Los Espookys, la serie que se grabó en Chile y que encandiló a parte de la crítica.

El menú puede continuar con el segundo ciclo del melodrama mexicano La casa de las flores y seguir en sintonía con el ánimo de fin de año viendo el filme animado La leyenda de Klaus, para rematar con un primer capítulo de alguna adictiva docuserie criminal, Conversaciones con asesinos: Las cintas de Ted Bundy o la más reciente y angustiante No te metas con los gatos: Un asesino en internet. Para gastar las últimas horas del día tal vez dándole una oportunidad a Jason Momoa en la posapocalíptica See o a Jennifer Anniston y Reese Witherspoon en su drama MeToo, The morning show.

Hace falta tiempo -un fin de semana, un feriado- y dinero suficiente para pagar cuatro servicios distintos (Amazon Prime Video, HBO Go, Netflix y Apple TV+), pero en diciembre de 2019, desde Chile, es factible lanzarse con un maratón de series y películas de ese calibre. Y hacerlo sin moverse de la casa, cuando se desee, en el orden que se quiera y pausando, retrocediendo, en idioma original con subtítulos u optando por el doblaje.

¿Siempre fue así? Claro que no. Es solo la nueva normalidad a la que rápidamente nos acostumbramos. Esta revolución llamada streaming es reciente, continúa cambiando y expandiéndose a un ritmo acelerado y hasta ahora no tiene techo.

Netflix arribó a Latinoamérica en 2011 con un catálogo de películas y series ya existentes, de las que tenía licencia, pero los cimientos más contundentes de su dominio actual se instalan en 2015. Ese año estrenó su primera docuserie criminal propia (Making a murderer), su primera producción latina (Club de cuervos), debutó en los espacios culinarios (Chef's table), y lanzó las temporadas debuts de Narcos y Better call Saul, además de su primer filme original, Beasts of no nation. La antesala a un 2016 en que nacieron Stranger things, The crown y los primeros capítulos para la plataforma de Black mirror y Gilmore girls, dos con camino ya recorrido y fiel fanaticada.

Si es que alguna vez hubo tal variedad en la oferta -el número de horas de televisión existentes hoy no tiene precedentes-, no hay comparación en la manera en que hoy se pueden ver series y películas, versus el decenio anterior. A la larga, los 2000 fueron los años en que el formato casero -el VHS y luego el DVD- tuvo sus últimos segundos de gloria. Los 2010 fueron los del ascenso y reinado del streaming.

Una forma de acceder al contenido que, al menos en Chile, durante esta década tuvo entre las primeras experiencias a Bazuca. A su singular plan de arriendo de DVD y Blu-Ray (por un monto mensual se podían encargar a la casa y devolverlas en buzones repartidos en la ciudad), en 2010 la compañía agregó la opción de un servicio con un catálogo digital.

Un salto que fue definitivo tres años después, cuando la firma controlada por VTR se deshizo de su stock físico, casi al mismo tiempo que Blockbuster anunciaba el cierre de sus últimas tiendas, y concentró esfuerzos en su plataforma, sellando acuerdos con marcas de televisión que la traían incorporada. Solo con internet, sin necesidad de tener contratado un operador de TV cable, desde la comodidad de la casa era posible ver títulos que meses antes habían estado en salas, como Valiente y The Avengers, pagando por cada "arriendo".

Independiente de que ese proyecto desapareció al año, en rigor, todo lo estrictamente asociado al streaming (maratones, catálogos amplios, saltar los créditos, series de producción propia, temporadas completas disponibles el mismo día) llegó a mediados de la década de la mano de la consolidación del servicio detrás de House of cards, una empresa que irónicamente partió a fines de los 90 arrendando videos, y que hoy totaliza 158 millones de suscriptores en el mundo, frente a los 21 millones que tenía en 2011, un año después de optar por enfocarse en la transmisión no lineal.

¿De qué otro modo se explica que este año hayan entrado a la pelea Disney, Apple, la BBC y prontamente vayan a hacer lo mismo HBO y NBCUniversal, que se manejen cifras estratosféricas para conseguir los derechos en exclusiva de títulos como Friends o South park, y que actores como Harrison Ford, Nicole Kidman y Henry Cavill estén encantados con hacer televisión, otrora el hermano chico del cine?

Solo por el boom desatado por Netflix y el inicio de lo que los expertos han llamado "guerra del streaming".

Una oferta que se amplía

En su edición de fin de año dedicada a 2020, The Hollywood Reporter reservó la portada para Baby Yoda, de The mandalorian. Un personaje que remite de manera adorable al ícono ochentero de Star Wars, pero que sobre todo simboliza la mayor apuesta de Disney para el streaming: la serie con la que decidieron comenzar a arremeter en los dominios que ha hegemonizado Netflix. Eso sí, marcando una diferencia: en vez de subir la temporada completa en simultáneo, optaron por estrenar un capítulo semanal.

La jugada sedujo desde el debut. Al día siguiente de la puesta en marcha de Disney+ en noviembre pasado (en EE.UU., Canadá y Holanda), el servicio de streaming totalizó 10 millones de usuarios, desbordando las expectativas de Wall Street.

Luego de Europa, el plan de la compañía es desembarcar en Latinoamérica a fines de 2020, cerca del anunciado estreno del segundo ciclo de la serie de Star Wars que protagoniza Pedro Pascal, en la primavera del hemisferio sur. Por esas fechas llegará con su catálogo, que agrega más programas originales y títulos antiguos y recientes de Fox y Disney (ahí terminará el acuerdo de un año que firmó con Amazon, que le da exclusividad en la región con títulos como Avengers: Endgame y Aladdín).

También en 2020 le seguirá los pasos HBO Max, la plataforma que reunirá el contenido de HBO, Warner Bros., Cartoon Network y TNT, más material nuevo. Ambas se unirán a Apple TV+, Netflix, Amazon y Starzplay (disponible desde este año a través de Apple TV).

"El futuro del streaming es muy difícil de predecir. Hay muchas compañías haciendo esfuerzos muy grandes por armarse un hueco fuerte. Compañías que no le tienen el menor temor a la competencia y que al final ganará el que lo haga mejor", señala el experto en televisión y docente de la UC Valerio Fuenzalida.

Si el usuario se entretiene en la comodidad de su casa con el catálogo en expansión del streaming, ¿en qué pie quedan los operadores de TV paga? Entre septiembre de 2018 y septiembre de 2019, el total de suscriptores decayó un 2,5%, según datos de la Subtel. Durante ese mes de este año, además, se registró la menor cifra de abonados desde noviembre de 2017.

"El cable está bajando en suscriptores, eso es clarísimo en EE.UU., y en Chile, en vez de subir como en años anteriores, tiene un levísimo decrecimiento. La industria del cable va a tener que adaptarse en América Latina a algo que ya se ha hecho en otros países, que es ofrecer al usuario la posibilidad de armar su paquete de canales favoritos y que eso tenga un precio", comenta Fuenzalida.

Además de las series, las películas son el otro territorio donde el streaming entró a pelear fuerte. Los más reticentes a esa incursión las tildan de telefilmes y que deberían competir en los Emmy en vez de los Oscar. Pero la mexicana Roma estuvo cerca de llevarse el principal premio de Hollywood -ganó tres- y ahora Netflix va por la revancha con El irlandés de Scorsese y con Historia de un matrimonio. Más allá de aún no tener resueltas sus disputas con Cannes y las principales cadenas de exhibición, hoy a un clic es posible ver la primera colaboración de Robert De Niro y Al Pacino en 24 años, al igual que la celebrada película de Scarlett Johansson y Adam Driver.

Cambios que también impactaron en cómo se ven los filmes chilenos. En 2018, la comedia No estoy loca apareció en Netflix luego de que pasaran tres meses desde su arribo a salas. Una ventana de exclusividad de 90 días para los cines que también se aplicó con Mi amigo Alexis, la cinta nacional que reunió más espectadores este año. Tras ser licenciada por la plataforma, llegó en septiembre a su catálogo, aprovechando el impulso de su paso por salas. "La campaña que hicimos ayudó a que, cuando la película salió en el streaming, la gente que no quiso ir a verla al cine sabía que ya estaba disponible", dice Rocío Jadue, productora del filme y directora del área de cine de Fábula, compañía que grabó este año la serie El presidente (Amazon) y el año pasado el largometraje Nadie sabe que estoy aquí (que en 2020 arribará a Netflix tras un paso por salas).

"Nosotros lo que hacemos es contar historias, y el turno de quién está llevando a cabo esas historias a la pantalla, en este momento, es el streaming", asegura Jadue. "Hace 10 años eran las pantallas de cine y no sabemos qué va a pasar en 10 más, pero seguiremos haciendo lo que sabemos".

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